Frases selectas de Edith Stein
- Quien busca la verdad, sea o no consciente de ello busca a Dios.
- También tenemos que aprender esto: ver a otros llevar su cruz y no poder retirársela.
- El sufrimiento soportado en unión con el Señor es su sufrimiento, insertado en la gran obra de la redención y por eso, fructífero.
- En el signo de la cruz, venceremos … se vean o no los frutos.
- Yo soy una impotente y pequeña Ester, pero el rey que me ha escogido es inmensamente grande y misericordioso.
- Cuanto más oscuro se vuelve aquí todo para nosotros, tanto más tenemos que abrir el corazón a la luz que viene de arriba.
- Bajo la cruz comprendí el destino del pueblo de Dios.
- Él nos espera para acoger nuestras cargas, para consolarnos, para aconsejarnos, para ayudarnos como el más fiel y siempre amigo.
- Hay hombres que sirven a Dios sin ser conscientes de ello e incluso, en contra de su propia voluntad.
- Si reina la paz en tu corazón, entonces esa paz vendrá también al mundo.
- No tengo otro anhelo sino que, en mí y a través de mí, se cumpla la voluntad de Dios.
- Mi vida comienza cada mañana de nuevo y termina cada noche; más allá no tengo planes ni propósitos.
- Yo solo soy un instrumento del Señor. Al que se acerca de mí, quisiera conducirlo a El.
- Dios sabe que planes tiene sobre mí. Por eso yo no necesito preocuparme.
- Ten paciencia contigo misma; el Señor también la tiene.
- El hombre está llamado a ser el salvador de toda criatura. Y lo puede ser en la medida que se redime a si mismo.
- Una mujer fue la puerta a través de la cual Dios entró en la humanidad.
- Cada oración auténtica es el fruto de la unión con Cristo y al mismo tiempo un refuerzo de esa unión.
- El día que Dios tenga poder limitado sobre nuestro corazón, tendremos también nosotros poder limitado sobre el suyo.
- El permanece fiel a su creación sin tener en cuenta las infidelidades de las criaturas.
- Yo me sé sostenida y este sostén me da calma y seguridad.
- Quien busca la perfección según la voluntad de Dios, éste se busca no para sí, sino para los demás.
- Quien pertenece a Cristo tiene que vivir toda la vida de Cristo.
- Lo que podemos y tenemos que hacer es abrirnos a la gracia.
- El poder de la cruz puede estar en todos los frentes, en todos los lugares de aflicción.
- Estar frente al rostro del Dios vivo, por todos, esta es nuestra vocación.
- Cristo mismo es la iglesia orante y cada orante en particular un miembro vivo de su Cuerpo Místico.
- El hombre descubre la vida de su alma en la medida que se adentra en su interioridad.
- Hay una vocación a sufrir con Cristo y por lo tanto a colaborar en su obra de redención.